Tal y como recoge el Informe Cotec 2013, la competitividad de un país se apoya fundamentalmente en su inversión en investigación y desarrollo tecnológico, en su esfuerzo para conseguir un capital humano capacitado para adquirir conocimientos y desarrollar tecnologías de cualquiera de sus formas, y en la existencia de un tejido empresarial que sea capaz de aprovechar las fuentes de conocimiento y tecnología a su alcance para producir productos y servicios novedosos que tengan aceptación en el mercado global.
A partir de estos principios básicos comúnmente aceptados, las diferentes administraciones públicas desarrollan las diferentes estrategias de innovación, que permitan el fortalecimiento y desarrollo del sistema ciencia-tecnología-empresa.
Dentro de este contexto, en el que se puede citar el programa Horizonte 2020 europeo, o la Estrategia Española de Ciencia y Tecnología y de Innovación 2013-2020, la Comisión Europea ha fijado una estrategia específica de desarrollo regional, basada en una especialización inteligente, que permitirá potenciar sus puntos fuertes y conocimiento adquirido a lo largo del tiempo. Este programa, conocido como “Estrategias de Investigación e Innovación para la Especialización Inteligente” (RIS3), se desarrollará en el periodo 2014-2020 y cuenta con un presupuesto estimado de 1.600 millones de euros en base a tres retos fundamentales: la gestión innovadora de los recursos naturales y patrimoniales, la mejora de la competitividad y la diversificación de la industria, y el relacionado con la vida saludable y envejecimiento activo.
Este trabajo de identificación y definición de las áreas de conocimiento se ha llevado a cabo a través de diferentes alternativas de especialización, como la modernización a través de la incorporación de nuevas tecnologías, la transición desde sectores tradicionales hace áreas más competitivas, la diversificación de actividades a partir de especializaciones existentes y el cambio radical o innovaciones disruptivas que puedan provocar la aparición de nuevos sectores. El resultado ha sido la identificación de diversas prioridades relacionadas con la eficiencia de los recursos, el desarrollo sostenible, los nuevos materiales, o las tecnologías de la información.
El desarrollo de este RIS3 es fundamental para garantizar la competitividad de Galicia en los próximos años, facilitando la generación de nuevo conocimiento de elevado valor añadido a nivel global, así como estimulando la creación de sinergias entre los diferentes agentes implicados, lo que redundará en beneficio de toda la sociedad, gracias a un mejor uso de los recursos públicos y privados en aquellos ámbitos con mayores oportunidades competitivas. Para su elaboración se parte de un análisis de la situación actual, resultado en parte del vigente “Plan I2C 2011-2015”, cuyo objetivo era desarrollar un ecosistema eficiente de I+D+i que permitiera a Galicia competir con garantías en un entorno globalizado.
El objetivo de todas estas políticas es desarrollar un ecosistema eficiente de I+D+i que permita a Galicia competir con garantías en un entorno globalizado. En el año 2012, la intensidad de innovación de las empresas en Galicia (entendida como gastos en actividades innovadoras sobre la cifra de negocios), se situaba en el 0,93%, por encima del 0,84% nacional, lo que representa un importante esfuerzo en el aumento de la competitividad y mejor posicionamiento de sus empresas. Sin embargo, la relación de gasto total en I+D sobre PIB en Galicia se sitúa en 0,87%, muy por debajo de la media nacional de 1,30%, y en continuo descenso desde el año 2008, momento en que alcanzó un máximo del 1,04%.
Esta situación se ilustra también en el Regional Innovation Scoreboard 2014, publicado recientemente por la Unión Europea, donde sitúan a Galicia dentro de las regiones con intensidad de I+D general moderada, con índices en general significativamente por debajo de la media europea, siendo particularmente significativo el índice de pymes que realizan actividades de I+D in-house, que se sitúa a Galicia a la cola de la Unión con un valor por debajo de la mitad de la media europea (0,227).
Según los últimos datos de la Agencia Tributaria correspondientes al ejercicio 2011, Galicia ha declarado 4M€ en deducciones fiscales por este ámbito (un 1,4% del total nacional, cuyo 78,4% corresponde a Catalunya y a la Comunidad de Madrid), situándose en la zona de intensidad media. Por otro lado, según el Informe anual CDTI 2012 -organismo que gestiona casi la mitad del total de lo financiado por el sector público al ámbito empresarial-, el número de propuestas realizadas desde Galicia fueron 58 (un 4,7% del total), a pesar de encontrarse en una región de convergencia que contaba con una mayor dotación presupuestaria (junto con Andalucía), canalizada a través de las ayudas FEDER Innterconecta. El sistema no se encuentra pues alineado del todo con la realidad empresarial, o en su defecto, existe todavía cierto desconocimiento de su existencia y funcionamiento.
Con el fin de estimular la iniciativa privada en el área de I+D+i, el actual sistema de financiación, -a través tanto de vías directas como indirectas-, tiene un notable impacto a la hora de poder superar el conocido death valley, lugar en el que mueren muchos proyectos o incluso organizaciones por falta de recursos propios para poder afrontar con garantías todo el proceso innovador, desde la generación de la idea, hasta su puesta en el mercado. Para ello, las empresas tienen a su disposición un amplio abanico de ayudas públicas, a pesar de la época de crisis económica que estamos atravesando, desde préstamos participativos de ENISA para emprendedores y start-ups, pasando por propuestas europeas en el marco del H2020, convocatorias de I+D como la PID o EEA Grants de CDTI, así como el Conecta Peme de la Gain, o las más orientadas a la producción innovadora, como la Línea Directa de Innovación de CDTI o la convocatoria de Inversiones Innovadoras para el Crecimiento Empresarial gestionada por la Gain, o incluso las de carácter demostrador como LIFE, cuyas nuevas bases se han publicado recientemente.
Por otro lado, la financiación indirecta permite aflorar y optimizar los gastos incurridos en actividades de I+D+i y/o medio ambiente, a través de las deducciones fiscales, la cesión de activos intangibles (conocido como Patent Box), o el reciente Cash-Back, desarrollado en la Ley de Apoyo al Emprendedor, para poder liquidar el crédito fiscal generado a partir del ejercicio fiscal 2013.
Todos estos instrumentos son fundamentales para garantizar la competitividad y desarrollo económico de Galicia, a través de una perspectiva común entre todos los agentes del sistema ciencia-tecnología-empresa implicados. Apalancándose en la generación y transmisión de nuevo conocimiento como mecanismo de diferenciación, junto con la puesta en valor y capitalización de las actividades innovadoras no planificadas y la facilidad de acceso a la financiación para el desarrollo de proyectos de I+D+i, permitirán afrontar con garantías los desafíos de un entorno dinámico y cambiante, en el que la propuesta de valor es un aspecto clave de supervivencia.